Google Alemania: jaque a la prensa

Google-Alemania

¡Compartir es cuidar!

Ya comenté a principios de verano que, de un tiempo a esta parte, nuestras exportaciones a Alemania no sólo son del talento que desgraciadamente aquí se desaprovecha. No, el caso es que también exportamos sandeces que, de una u otra manera, son tomadas en serio más allá de nuestras fronteras. Tal es el caso del peligroso ejemplo de la “Tasa Google”, ese canon que los editores de prensa españoles (AEDE) se han sacado de la manga, y con el que pretenden tapar su pésima gestión de los tiempos que corren pasándole la factura a Google. Por hacer memoria, en junio los editores alemanes pidieron cobrar el 11% de los beneficios, tanto directos como indirectos, que obtiene Google por mostrar los resúmenes de sus contenidos. Y, para tal fin, se apoyaron en la Leistungsschutzrecht für Presseverleger, una parte de la ley aprobada por gobierno federal alemán en 2013 y cuya función, al menos en su declaración de intenciones, es proteger los intereses de los editores de prensa frente a los riesgos que supone Internet (que es un monstruo malo que ha venido a atacar a los medios clásicos, no a ofrecerles un nuevo canal para hacer llegar sus contenidos mejor y más rápido a sus lectores, claro). La noticia hoy es que, en una respuesta rápida y muy contundente, Google eliminará las imágenes y los resúmenes de las noticias de sus resultados de búsqueda en Alemania.

A partir de ahora, según plantea Google Alemania, los medios de comunicación que deseen que sus contenidos se muestren con el aspecto habitual (es decir, con imagen y resumen), tendrán que solicitárselo a Google, aceptando además que esto será algo gratuito, es decir, que el medio no tendrá derecho a solicitar contraprestación económica alguna por ello. Algo que, por otra parte, tiene toda la lógica del mundo. Sin embargo, el consorcio de editores alemanes agrupados en la sectorial VG Media, y encabezados por Axel Springer (el mayor grupo editorial en Europa), consideran que Google debería mantener sus resultados tal y como se muestran (rich snippets, extractos enriquecidos) y, además, pagar a los editores. Incluso han empleado el término “chantaje” para referirse a la propuesta de Google, de que quien quiera estar lo tenga que pedir y, claro, tenga que aceptar las condiciones. No es sin embargo, muy de recibo, que una empresa cree una plataforma, y sean los que son invitados a formar parte de la misma quienes marquen las condiciones con las que ésta ha de funcionar.

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La situación en España, con el canon AEDE, también denominado Tasa Google, debería seguir el mismo camino, salvo por la diferencia de que, en el caso de nuestro país, el gobierno pretende que el derecho sea irrenunciable, por lo que los medios no podrían solicitar que sus resultados sigan mostrándose con extractos enriquecidos, rechazando para ello la compensación económica que la ley pretende imponer. Esta irregularidad (que fue ocultada por el Gobierno de España a las Instituciones Europeas durante la tramitación de la ley) obligará a Google, Menéame y otros buscadores y agregadores de noticias a tapar el agujero en las cuentas de las editoriales por su patética gestión durante estos últimos años a pagar por citar. El problema es que, claro, algunos no podrán pagar, y otros no querrán hacerlo. El primero de los casos se traducirá, claro, en la extinción de servicios. Tal es el caso de, por ejemplo, Menéame, el popular agregador de noticias que, ley en mano, tendría que pagar por cada contenido que sus usuarios suban al servicio. Y el segundo caso no es mucho mejor, ¿qué puede hacer Google si se niega a pagar el impuesto revolucionario de AEDE el canon? Muy sencillo; cerrar el chiringuito. En tiempos en los que hay que cuidar la tan traída y llevada marca España, hacer que una de las empresas tecnológicas más importantes del mundo decida poner poner pies en polvorosa… no da muy buena imagen.

El plante de Google frente a los medios alemanes es, sin duda, un terremoto que, pese a que ha tenido su epicentro en Alemania, por seguro debería sacudir algunas mesas (y conciencias, ya de paso) tanto en AEDE como en La Moncloa y en el Congreso de los Diputados (sí, esos que pierden iPads con una facilidad pasmosa). Claro que, desgraciadamente, el peso de sus intereses seguramente haga que no hayan percibido nada. Esta es, por otra parte, la única explicación a la situación actual.

¡Compartir es cuidar!

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