Los colores más raros del mundo

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Gracias a la luz, nuestros ojos perciben millones de colores y tonalidades. El azul intenso del cielo, el verde perturbador del mar profundo, el amarillo vibrante de las flores… Todos ahí fuera, en la naturaleza. Sin embargo el afán del hombre siempre ha sido dominar el color y poder usarlo a placer. La historia de las tinciones no se queda sólo en el arte, la estética y la moda, poco había avanzado la investigación por microscopía de no ser por los tintes, sin olvidar la importancia testimonial de las pinturas rupestres de la antiguedad. En la Biblioteca de la Universidad de Harvard se conserva una de las colecciones de colores más importantes del mundo. Toda una colección de materiales y pigmentos procedentes de todas partes del mundo, y almacenados en los delicados frascos originales de cristal en los que se guardasen por primera vez.

Al pasear por sus estantes no sólo se descubren colores sorprendentes, también retazos de la historia, porque hubo tiempos en los que los pigmentos llegaron a ser más valiosos (y escasos) que el oro, por eso había colores destinados sólo a los reyes, y su exhibición era señal de su poder, riqueza y majestad. O aquellos tiempos en los que se usaban las momias egipcias para extraerles la resina marrón de las vendas y transformarla en un pigmento. Dentro de esta colección están incluidos los pigmentos de la colección Forbes. Edward Forbes fue historiador y director del museo de Arte Fogg de la Universidad de Harvard desde 1909 hasta 1944. En sus viajes por todo el mundo recopiló gran cantidad de pigmentos, en principio destinados a poder verificar la autenticidad de algunas pinturas clásicas italianas. Con el tiempo la colección creció hasta contener más de 2.500 muestras, con información acerca de su historia, forma de producción y uso.

En la actualidad la colección supone una fuente de referencia excepcional para el análisis científico. Hoy tenemos las pantoneras, que estandarizan los colores, pero la obtención final de los colores ha sido (y sigue siendo) en algunos casos, un secreto muy bien guardado, como ocurría en los talleres de los pintores renacentistas, por ejemplo. Los científicos del color usan la técnica de forma similar a los forenses, examinando los compuestos de los pigmentos para dar con la clave de su origen y composición, aunque con herramientas tales como la espectroscopía Raman, la espectrometría de masas, la cromatografía de gases y la microscopía electrónica, capaces de trazar con precisión la composición química exacta de un color.

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En 2007 se “redescubrió” un cuadro de Jackson Pollock, pero gracias al análisis de los pigmentos se pudo determinar que el color rojo empleado se había fabricado por primera vez 20 años después de la muerte del artista. Ese Rojo 254, también conocido como “Rojo Ferrari”, era el subproducto de una reacción química que se documentó por primera vez en 1974. Una colección como esta permite rastrear históricamente cada color, incluso los más raros e interesantes, 10 de los cuales se encuentran en la colección Forbes.

Ultramarino sintético

El azul ultramar fue descubierto en 1826 gracias a un concurso. Fue todo un acontecimiento para los artistas, ya que el color ultramarino natural era muy caro, ya que se obtenía a partir del lapislázuli. Este mineral llegó a ser más valioso que el oro en la Edad Media precisamente por lo demandado de su presencia en las obras de arte de la época. Con el tiempo las técnicas para obtener el pigmento a partir de la piedra fue mejorando, pero a partir del descubrimiento del color sintético todo cambió, porque el color resultante era mucho más intenso, homogéneo, fácil de obtener y barato que el natural.

Marrón momia

En los siglos XVIII y XIX se hizo muy popular (a la vez que raro) este pigmento, obtenido a partir de las resinas usadas en los vendajes de las momias egipcias y algo de hueso molido. Las momias se importaban clandestinamente desde América y Europa por miles por el pigmento, pero también por sus supuestos atributos mágicos, médicos y estéticos, y llegó a ser tal el expolio que se cuenta que en las locomotoras del ferrocarril se quemaban momias a mansalva como combustible, porque generaban más calor que el carbón o la leña.

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Palo del Brasil

Este es un árbol del género Senna del que se extrae la brazilina o Rojo Natural 24, muy usado desde la Edad Media. La madera de este árbol es dura, y su tono rojizo la ha llevado a ser usada excepcionalmente para fabricar violines, arcos y muebles de gran calidad. La brazilina se usa también en histología, combinada con aluminio, para teñir los núcleos de las células.

Quercitron

Este pigmento se obtiene de la corteza de un roble negro, nativo del medio oeste de los EE.UU. Proporciona un color amarillo, presentado por primera vez como colorante en 1775.

Achiote

Desde Centro y Sud América llega la Bixa Orellana, una planta con característico color naranja, que se extrae de la pulpa que rodea las semillas del arbusto. Ahora se usa, por ejemplo, para darle color a la mantequilla, el queso y en los cosméticos como las barras labiales o los protectores solares.

Lapislázli

Llegaba a Europa desde las minas de Afganistán. Su uso está documentado desde antiguo en diversas partes del mundo, desde templos budistas y zoroastrianos a pinturas chinas y, también, en buena parte de las obras renacentistas europeas.

Sangre de dragón

Evidentemente no es sangre de dragón. En realidad se extrae del Drago, un árbol con una resina de un intenso color rojo semejante al de la sangre. Su uso es conocido desde tiempos de los romanos tanto como tinte como por sus propiedades medicinales.

Cochinilla

Este tinte rojo se extrae de pulverizar los insectos cochinilla, y es uno de los pigmentos naturales orgánicos más antiguos del mundo. Aunque parezca un poco escabroso, es un tinte bastante usado en cosmética y en alimentación. Quizá si en lugar de llamarlo “cochinilla” le llamamos carmín sea más fácil identificarlo. Para los aztecas fue tal su valor que se usaba como moneda, y aprendieron a cultivar estos insectos para obtener el color, muy apreciado por ellos y, luego, por los conquistadores.

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Amarillo cadmio

Introducido a mediados del siglo XIX desde Alemania. Se trata de un colorante amarillo de rasgos brillantes que usaron vivamente los artistas impresionistas, a pesar de que el cadmio, como metal, es muy tóxico respirado o ingerido. A principios del siglo XX se crearon otros colores basados en este elemento como el rojo cadmio, el naranja cadmio o el verde cadmio. Generalmente usado para procesos industriales, y hasta la década de 1970 podían encontrarse pigmentos de cadmio en los bloques de Lego.

Verde esmeralda

Ha servido como base para la creación de distintos verdes, como el Verde de Schweinfurt, que comenzó a fabricarlo industrialmente en Alemania a partir de 1814. Poco tiempo después dejó de usarse por su alta toxicidad. Bajo este nombre se comercializan distintos pigmentos verdes con tonalidades azuladas. Llegó a usarse como insecticida.

Fuente: Fastcodesign y Harvard Gazette 

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