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El reto de John Hennessey por construir el coche más rápido del planeta

El reto de John Hennessey por construir el coche más rápido del planeta

¡Compartir es cuidar!

No todos los días uno se sube a un coche valorado en 2,7 millones de dólares, pisa a fondo el acelerador y siente cómo un rugido metálico te clava en el asiento mientras la aguja del velocímetro roza los 273 km/h en cuestión de segundos. Pero eso fue exactamente lo que viví junto a John Hennessey, el hombre detrás de uno de los proyectos más ambiciosos del automovilismo moderno: la creación del hipercoche más veloz del mundo.

Un visionario con gasolina en las venas

John Hennessey, con sus 61 años, no es un ingeniero al uso. Es un hombre impulsado por una sola obsesión: la velocidad sin límites. Desde su taller en Texas, su empresa Hennessey Performance ha convertido durante décadas coches deportivos en verdaderos misiles de carretera. Sin embargo, con la Venom F5, no se conformó con modificar: decidió empezar desde cero y construir su propia bestia.

Venom F5: una máquina diseñada para romper récords

La Venom F5 no es un coche cualquiera. Bajo su carrocería de fibra de carbono late un motor V8 apodado «Fury», que gracias a sus dos turbocompresores genera 1.817 caballos de potencia. Con un peso de apenas 1.360 kilos, su relación peso-potencia es casi de ciencia ficción. Para ponerlo en contexto, es más ligera que un Bugatti Chiron… y considerablemente más radical.

Aquí no hay lujos innecesarios: sin portavasos, sin airbags, sin florituras. Todo está pensado para correr, no para pasear.

De una Pontiac familiar al Olimpo del motor

La historia de Hennessey empieza en Kansas City, en una familia humilde. A los 10 años ya manejaba la Pontiac GTO ’64 de su padre por caminos rurales. Años más tarde, abandonó su trabajo en Houston en una empresa de desamiantado para dedicar su vida a preparar coches deportivos. Así nació su leyenda.

Su primera gran creación fue la Viper Venom 500, una Dodge Viper transformada en puro músculo. Desde entonces, su nombre se ha convertido en sinónimo de potencia extrema, aunque no sin polémicas: algunos retrasos en entregas y disputas económicas marcaron su trayectoria. Pero Hennessey siempre ha seguido adelante, guiado por su instinto y una pasión inquebrantable.

Más allá de Bugatti: la guerra por la velocidad

Enfrentarse a Bugatti, respaldada por el gigante Volkswagen, no es tarea fácil. ¿Por qué hacerlo? “Por amor al arte, por amor a la velocidad”, responde Hennessey. Pero también por lo que representa: romper un récord es hacer historia, y hay quienes están dispuestos a pagar fortunas por formar parte de ella.

No se trata solo de motor. A esas velocidades, cada detalle cuenta: la aerodinámica, los frenos, los neumáticos… cualquier fallo puede ser catastrófico. Como recuerda el periodista Jason Harper: “a 480 km/h, no hay margen para errores”.

Producción artesanal para una clientela exclusiva

La Venom F5 es más que un coche: es una pieza de colección. Solo se producirán 24 unidades, todas ya vendidas a celebridades como Michael Jordan y altos ejecutivos. Cada ejemplar se ensambla a mano, en un proceso que más parece el de un taller de relojería suiza que el de una fábrica de coches.

Para Hennessey, el dinero no es la prioridad: “Cada dólar extra invertido en este coche está ahí por pasión”, afirma. Y se nota.

¿Una Ferrari americana? El próximo sueño de Hennessey

Con la F5 en el asfalto, Hennessey ya mira hacia adelante. Su próximo proyecto, conocido como Project Overlord, busca crear un coche de altas prestaciones pero más accesible, capaz de competir con marcas como Ferrari o McLaren, pero con ADN estadounidense.

Como buen soñador, Hennessey no se detiene. Cada coche que fabrica es una declaración de principios: la velocidad es arte, y él es su escultor. Mientras se prepara para superar los 500 km/h, su legado ya está asegurado. Porque más allá de los récords, ha demostrado que con pasión, incluso lo imposible se puede construir sobre cuatro ruedas.

¡Compartir es cuidar!

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