A medida que se acerca el Sommet pour l’action de l’Intelligence Artificielle, programado del 6 al 11 de febrero en Francia, surge la pregunta sobre cómo Europa puede mantenerse competitiva frente a las ingentes inversiones que se realizan en Estados Unidos. Con el notable aumento de la inversión en inteligencia artificial en América, Europa enfrenta el reto de hacerse un lugar en un mercado en el que los gigantes tecnológicos ya han apostado cantidades millonarias.
Inversiones masivas en inteligencia artificial en EE. UU.
En 2024, las grandes empresas tecnológicas estadounidenses invirtieron cientos de miles de millones de dólares en los modelos de lenguaje (LLM) de inteligencia artificial, con una proyección de inversión que podría alcanzar los 200 mil millones de dólares solamente por parte de las cinco principales compañías (GAFAM y Oracle), un aumento frente a los 165 mil millones del año anterior, según un reporte de Bloomberg.
Esta cifra no incluye el anuncio del presidente estadounidense, que presentó el proyecto Stargate, con un presupuesto de 500 mil millones de dólares.
Ante este escenario, las empresas europeas se ven en desventaja. Si bien algunas como Mistral AI han logrado captar casi mil millones de dólares en fondos y se preparan para salir a bolsa, aún les queda un largo camino por recorrer para igualar a sus contrapartes estadounidenses.
¿Serán los gigantes tecnológicos también gigantes de la IA?
A diferencia de los primeros años del internet, que llevaron al crecimiento de GAFA, la actual revolución de la IA generativa se fundamenta en el conocimiento de sus estrategias, que han sido ampliamente documentadas por EY Fabernovel en sus informes de GAFAnomics.
Una de las principales ventajas de estos gigantes radica en su enfoque global, evidente en los productos y servicios que han lanzado, que realizan tareas generales como la elaboración de actas de reuniones o el análisis de datos, aplicables en múltiples países y sectoriales.
No obstante, cuando se requieren soluciones más especializadas, los gigantes de la IA tienden a estar menos presentes, ya que sus modelos no están diseñados para abordar problemas particulares de un sector o mercado específicos.
Por ejemplo, un LLM como el de OpenAI podría ser limitado cuando se aplica en el ámbito legal, ya que la IA necesitaría adaptarse a las particularidades locales de cada país.
La necesidad de una IA verticalizada y especializada en Europa
Diferenciarse mediante IA verticalizada y especializada no solo permite commoditizar los grandes LLM, sino que también ofrece a Europa una medida de independencia respecto a los gigantes tecnológicos, al tiempo que se agrega valor al usuario final.
Si bien actualmente no es posible prescindir de los grandes actores, es crucial crear redes de alianzas para desarrollar LLM que respondan a las necesidades específicas del mercado europeo. Aquí radica el verdadero valor añadido y el modelo económico atractivo que buscan las empresas.
Este planteamiento también permitiría a Europa recuperar el control sobre su soberanía y los usos futuros de la IA.
Desafíos y oportunidades frente a la regulación
En contraste con la desregulación que se vive en EE. UU., Europa se destaca por su AI Act, el Data Governance Act y el Data Act, movimientos que reflejan un enfoque más ético y de confianza.
Sin duda, si las empresas europeas logran innovar y convertirse en líderes en IA verticalizada, deben evitar ser absorbidas por los actores dominantes estadounidenses.
Esto requiere un compromiso legislativo fuerte para proteger su desarrollo, incluso si esto significa enfrentar la dura realidad de un entorno regulatorio que, aunque exigente, busca una transformación digital y una IA responsable.
Es fundamental que las inversiones en IA en Europa no disminuyan y que haya un control más riguroso sobre las adquisiciones que podrían dar pie a que empresas europeas terminen bajo el control de empresas no europeas.
Finalmente, además de la regulación, es esencial reinventar el modelo industrial y financiero para fortalecer la posición de Europa en el mercado global de la inteligencia artificial, lo que plantea la necesidad de una mayor unidad económica y operativa en el continente.
